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viernes, 22 de mayo de 2015

MISERICORDIA

Las lágrimas amargas que manan de mis ojos se juntan con los ríos de sangre de mis entrañas, creando una tinta roja cuyos afluentes desembocan en el del delta de tu cuerpo., mientras me desnudas con tus ojos color esmeralda dejándome indefenso como un cachorro que busca el calor de su madre.
No sé si es por algo que he dicho, algo que en un pasado hice y sufro el cruel castigo por mis pecados. Mas, ¿ qué puedo hacer yo como ser humano, como mortal que soy, como un grano de fina arena en el inmenso desierto del tiempo, donde las negras sombras proyectadas por las alas de los buitres crean una atmósfera de depresión y de temor al mismo tiempo?
Suplico de rodillas tu perdón. ¿Por qué me lo niegas? Puedo cambiar, soy humano: por eso tengo mis fallos; claro que tú, ser inmortal, blanca paloma del cielo que atraviesas las negras nubes como un cuchillo traspasa la fina tela, no comprendes qué es el dolor, qué es el sufrimiento pues eres inmune a todo, pero te pido compasión.
Pero te niegas. Sigue en tus trece. Eres un ser caprichoso y cruel que juegas con los amores y desamores de los hombres. Sólo somos piezas de tu tablón de ajedrez en esa partida que juegas con el dios del tiempo, donde remplazas aquellas que están más gastadas y las dejas caer en el vacío infinito.

¿Me obligas a seguir tus dictámenes? ¿Crees que soy parte de tu propiedad? No, te equivocas. Noto como las lágrimas desaparecen de mi rostro y una sonrisa cruza mi cara. No soy tu esclavo. Sólo clamo tu perdón.

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