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jueves, 22 de marzo de 2018

EL RENACIMIENTO

Desde los tiempos primitivos, sin apresuramientos, contando con muchos siglos por delante, el hombre ha ido adaptándose a diferentes ambientes, a variados modos de vida, al uso de nuevos elementos, en suma, progresando. Es así como de nómada se hizo sedentario, porque tenía necesidad urgente de asegurar su alimentación; también, los tiempos históricos se designan con nombres significativos que indican progreso - la Edad de Piedra, la Edad de Bronce o la Edad de Hierro.

Alrededor del año 3.000 a.C., durante la Edad de Bronce, se encuentran vetas de cobre aleado con estaño, materia cuya mayor resistencia permite que los descubridores fabrique armas de calidad muy superior a las que hasta entonces utilizaban los otros ejércitos. Este hecho- fabricación de armas de mayor resistencia-, es un elemento que sirve para explicar, por ejemplo, los triunfos de los hititas, que afianzaron sus conquistas formando una nación, lo mismo que la de sus herederos, los asirios, que en el año 800 a.C., conquistaron los territorios de Asia o la de los aqueos, que dominaron y sometieron a los dorios, en Grecia, que, todavía, usaban armas de cobre.

Desarrollo comercial y social

Los progresos de la Humanidad no se detuvieron, pero los conocimientos alcanzados hasta la Edad Media, solo se estudiaban en las escuelas eclesiásticas, por lo que su difusión era muy restringida, pero en el siglo XV y comienzos del XVI, nació un movimiento cuyo propósito era resucitar en la cultura europea los valores que se habían acumulado desde la antigüedad. Este movimiento se extendió a muchos otros aspectos - reconocidos por hombres destacados, como Erasmo, Vasari, Rabelais y Burckard -, entre ellos, la reconciliación de la naturaleza y la razón con el arte y la renovada vitalidad en el desarrollo del individuo y del mundo, base para que naciera el hombre moderno. Pero, para situar los orígenes de este movimiento, también hay que contabilizar otros hechos, como el inicio de la superación de la crisis experimentada en la Baja Edad Media - que vivió una gran recesión económica - y que la época soporto grandes epidemias que, junto a la pobreza acarrearon profundos conflictos sociales, al tiempo que el mundo conoció una gran explosión demográfica y, finalmente, que se produjo una gran circulación de los hombres y de las ideas, aparte del crecimiento de una expansiva economía internacional.

Junto a estos antecedentes, también hay que tomar en cuenta que se formaron grandes estados nacionales, como la monarquía española que surgió por el matrimonio de Isabel y Fernando, uniendo las coronas de Castilla y Aragón; la nación francesa que reunió el Rosellón con Provenza, el ducado de Borgoña y el de Bretaña o la monarquía inglesa con Gales; Dinamarca que mantuvo su dominio sobre Noruega - y Suecia, hasta 1523-, completando este cuadro Iván III (1462-1505), el gran hacedor de la patria rusa.

Todos estos estados, que se regían por el sistema de monarquías hereditarias - salvo los ducados de Milán y Toscana, que solo las establecieron, en el año1530-, abandonaron la contratación de mercenarios para sus guerras, pero, para consolidarse o para expansionarse, afrontaron la necesidad de organizar sus ejércitos reclutando soldados nacionales, lo que significo una carga económica permanente, que debieron financiar apelando a recursos extraordinarios -impuestos sobre las personas, los bienes y sobre los intercambios comerciales. Además, fue necesario hacer numerosos cambios en la forma de administrar el poder, creando consejos especializados (hacienda, guerra, justicia, entre otros).Y, por cierto, para estudiar y concluir acuerdos con otros países, debieron crear ministerios de relaciones; Italia fue el primer país que lo estableció.

Sucedieron otros hechos deben tomarse en cuenta para explicar el Renacimiento. Desapareció la servidumbre de la gleba, porque los señores feudales, como resultado de la implicación de sus economías en el mundo urbano, disminuyeron la explotación directa de sus tierras.

Las ciudades conocieron un gran desarrollo - Venecia, Florencia, Paris, Nápoles, Lisboa, Sevilla, Génova, Amberes - que, también vieron el nacimiento del capitalismo protagonizado por las muchas familias de banqueros inmensamente ricos - los Médicis, en Florencia; los Grimaldi, en Génova; los Schetz, en Amberes, representantes de un insospechado aumento de las riquezas. Nacieron industrias de envergadura y, entre ellas, la que tuvo el desarrollo más importante fue la textil (lana, cáñamo, seda, lino, etc.), pero, a mediados del siglo XV, aparece una pujante industria metalúrgica y se inicia una intensiva explotación minera de la plata y de otros metales.

Es el tiempo en que aparecen los mecenas, que fomentaron el cultivo de las letras y las artes, y los descubrimientos geográficos que traen consigo la ampliación de los conocimientos con las narraciones de los viajeros, con el develamiento de las ideas de la antigüedad y la difusión de libros, merced a la invención de la imprenta. Es decir, se empezó a vivir una sensación de un mundo nuevo, que traía una diferente postura intelectual; esto era lo que se ha denominado Renacimiento.

Italia del norte, por su industria y organización comercial, con Florencia a la cabeza, era la región más rica de Europa, ya desde el siglo XIV, y Venecia y Milán eran fuertes plaza comerciales. Franceses y españoles se trasladan a Italia, para luchar entre ellas por su dominio, entran en contacto con el Renacimiento y son atraídos por esa forma de vida y se disputan la conquista de literatos, músicos, pintores y, en general, artistas para que se trasladaran a sus países. El movimiento renacentista, seduce, también, a Inglaterra, los Países Bajos y Alemania.


Toda Europa adopta el nuevo ambiente y forma de vida, llegado de Italia, lo que constituye el triunfo del Renacimiento.

El arte renacentista. Quattrocento y Cinquecento 

Quattrocento

Se denomina Quattrocento al periodo del arte italiano correspondiente al s.XV comprendido dentro de la corriente renacentista, encontrándose de esta manera también la aplicación de las denominaciones de Primer Renacimiento o Bajo Renacimiento para la designación de dicho momento.

Va a ser éste un siglo de descubrimiento por parte de la comunidad artística durante el que la república de Florencia se constituirá en sede central de la misma, gracias al apoyo de mecenazgo realizado por parte de grandes familias como los Médicis y al extraordinario desarrollo económico del que será protagonista.

Arquitectura del Quattrocento

El retorno a las formas clásicas características del arte renacentista se dejará sentir en la arquitectura del momento en toda la serie de motivos decorativos provenientes de la Antigüedad, tales como guirnaldas, grutescos, capiteles corintios, etc. Sin embargo la principal novedad no radicará tanto en la forma como en el diseño estructural; el cambio apreciable a lo largo del paso de la Edad Media a la Edad Moderna concretado en la sustitución del pensamiento religioso por el espíritu crítico y empirista tendrá consecuencias en la forma de percibir el espacio y el tiempo (la cual repercutirá a su vez en la arquitectura del momento).

Frente a la verticalidad propia de las catedrales góticas (símbolo del intento de unión del hombre con Dios), en el Renacimiento será la tendente horizontal la gran protagonista, junto con la perspectiva, que concreta la mirada en un punto de fuga, y la proporcionalidad entre las partes. Además, se plantean ahora planes centrales en la construcción, no sólo por la influencia de la herencia clásica sino también porque son mucho más adecuados a la "medida" de la percepción humana que los longitudinales.

Los espacios interiores se diseñan para que el hombre pueda abarcarlos de un golpe de vista, rompiendo con la tradición fragmentaria y secuencial de la Edad Media (el arte medieval necesitaba de varios "tiempos" para poder ser apreciado en su totalidad, frente a lo que sucede con el renacentista, en el que se intenta que toda la composición puede ser entendida de una vez). Éstos van a ser unitarios, ligeros y diáfanos, además de que, en la búsqueda de la coherencia estructural, se recurrirá al uso de las matemáticas a la hora de proyectar el edificio.
Junto con esto, la aparición de una clase media profana con influencia y dinero va a favorecer el desarrollo de la arquitectura civil, dando como resultado la realización de bellos ejemplos de palacio, desligándose así la casi totalidad de la arquitectura del poder religioso.

Principales arquitectos del momento van a ser Filippo Brunelleschi (artífice de la audaz y grandiosa cúpula de la Catedral de Florencia, la Capilla Pazzi o el famosísimo Palacio Pitti), Michelozzo (autor del Palacio Médicis-Riccardi), Leo Battista Alberti o Giuliano da Sangallo.

Escultura del Quattrocento

La aparición de las formas renacentistas se habría insinuado mucho antes en la escultura que en la arquitectura, quizá debido a la influencia de ciertos modelos clásicos procedentes de la estatuaria funeraria o a la menor consideración que, frente a la arquitectura, este arte suele llevar consigo normalmente (hecho que posibilita que el cambio sea más fácil). Sea como fuere, es posible encontrar ya desde época previa características muy vinculadas al posterior desarrollo de la escultura renacentista.

El interés por la representación de la naturaleza y el desprendimiento de una consideración absoluta de tipo simbólico, a la cual quedaría supeditada la primera, se pueden apreciar en la escultura del momento. Las composiciones siguen la pauta de la búsqueda de la profundidad por medio del uso de la perspectiva y la plasmación de los tipos humanos responde a una individualización y exactitud mucho más naturalista que la medieval.

Grandes artistas que trabajarán la escultura serán Lorenzo Ghiberti (Puertas del Baptisterio de Florencia) y Donatello (del que serán obras especialmente representativas su San Jorge, el David y la estatua ecuestre del Condottiero Erasmo de Narni, más conocido como el Gattamelata), junto con el "antecesor" de Miguel Ángel en el empleo de las formas monumentales Jacopo Della Quercia, Lucca Della Robbia (que trabajará en la Cantoría de la Catedral de Florencia asimismo) y Verrochio.

Pintura del Quattrocento

La pintura del s.XV va a experimentar una enorme evolución, desde el empleo de las formas aún ligeramente decorativas y el uso de dorados y vistosos colores de Fra Angélico en la primera mitad del siglo hasta la consecución, por ejemplo, de los magníficos sistemas compositivos empleados por Mantegna van a sucederse toda una serie de aportaciones pictóricas que depurarán el lenguaje renacentista. Sin embargo, puede apreciarse en general un interés por la representación volumétrica de las figuras, la comunión narrativa de las partes y la representación verista de la naturaleza, las dimensiones y la profundidad.

Habitualmente se suele establecer una división de la pintura quattrocentista por escuelas principales, en función de la zona geográfica:
  • Escuela de Florencia
De la Escuela de Florencia serán principales representantes los ya citados Fra Angélico y Masaccio ("creador" de la perspectiva), además de Piero Della Francesca (maestro en el uso de la luz), Ghirlandaio, Paolo Ucello (para el que será importantísima la profundidad), Andrea del Castagno o el excelso Botticelli (maravillosas serán sus exquisitas y melancólicas composiciones de temas mitológicos).
  • Escuela de Umbría
La Escuela de Umbría, dentro de la que va a destacar Il Perugino, con sus composiciones sensualistas destinadas al gran público.La Escuela de Padua, con el pintor Andrea Mantegna (rotundo, enérgico, de una intensa fuerza expresiva y una gran complejidad compositiva).
  • Escuela de Venecia 
La Escuela de Venecia (en esta ciudad se introducirá el empleo de la técnica del óleo, la cual posibilita la obtención de unos efectos lumínicos y de color muy especiales), de la que serán puntos fuentes los hermanos Bellini y Vittore Carp


Cinquecento Italiano

Introducción al Cinquecento Italiano

"Santa Bárbara" de Parmigianino. Pintura del Cinquecento en ItaliaSi Florencia había sido la ciudad del Quattrocento italiano, Roma será la del Cinquecento; a lo largo del s.XVI la capital artística de Italia va a "trasladarse" a Roma, principalmente por la enorme influencia del Papado, el cual se convertirá en gran protector de los artistas y contratante de obras (además, debido a su enorme herencia clásica, continuaba siendo una ciudad con un enorme tránsito de artífices a la búsqueda de aprendizaje).

A lo largo del periodo correspondiente al alto Renacimiento italiano, denominado Cinquecento, el arte se verá obligado a adecuarse a las normas que el decoro imponga, circunstancia derivada del hecho de que la mayor parte de las obras serán encargos destinados a la decoración de edificios religiosos. Junto con esto, hay que añadir que el arte renacentista clásico alcanzará en estos momentos su culminación, además de que el espíritu revisionista y exhaustivo propio del Renacimiento dará origen a la aparición de tratados compendiosos del lenguaje empleado, sin olvidar tampoco que ésta será una época condicionada artísticamente por el quehacer de grandes figuras tales como Miguel Ángel, Rafael o Leonardo da Vinci.

Con respecto a la división que suele establecerse del s.XVI italiano en lo que respecta al arte se puede decir que, a rasgos generales, el clasicismo adquirirá una potencia enorme durante la primera mitad del siglo siendo sustituido, a lo largo de la segunda, por un barroquismo de las formas correspondiente al sentir manierista.

Arquitectura del Cinquecento

Equilibrio, austeridad, robustez y predominio de la arquitectura sobre la decoración son características principales de las edificaciones cinquecentistas clasicistas, como se puede apreciar claramente en las obras de uno de sus principales representantes, Bramante (magnífico será su templo de San Pietro in Montorio, en el que recoge la herencia romana a través del uso de la tipología de planta central circular). Se emplean ahora los volúmenes con un sentido plástico, buscándose el contraste y el juego mediante la conjugación de las formas y el manejo de la luz (elementos cuyo uso teatral se buscará deliberadamente, exagerándolo, durante el periodo manierista).

Ésta va a ser una época de grandes construcciones y de grandes autores asimismo; a lo largo de este siglo XVI se inicia el desarrollo y ejecución de uno de los más importantes planes arquitectónicos como será el destinado a la creación de la basílica de San Pedro del Vaticano (es preciso señalar de nuevo que Roma ostenta la capitalidad artística en estos momentos, además de la cristiana, con lo que se hacía necesaria una intervención de estas características que viniera a reforzar y recalcar dicha realidad).

Adjudicada inicialmente su construcción a Bramante, el fallecimiento del mismo dará lugar a la elección del pintor Rafael, cuya participación en el proyecto se verá truncada de igual modo por su muerte, siendo realmente el relevo del posterior elegido (Antonio de Sangallo el Joven) el verdadero artífice del edificio: Miguel Ángel. Éste va a recuperar el plan inicial de planta central propuesto por Bramante y a construir la magnífica cúpula que lo corona, convirtiéndola en referencia de todo el conjunto.

Muestras de su tratamiento de la arquitectura serán también la ingeniosa escalera de la Biblioteca Laurenciana de Florencia, el diseño urbanístico de la Plaza del Capitolio en Roma o la colaboración que realizará en el Palacio Farnesio (modelo de palacio romano, será comenzado por Sangallo).

Para finalizar, merece la pena destacar dentro de la tendencia manierista a los arquitectos Vignola, el cual creará en la Iglesia del Gesú, en Roma, un modelo posteriormente muy empleado y Andrea Palladio (artífice del recurso denominado "ritmo palladiano", destinado a conseguir efectos de movimiento y claroscuro, así como del Teatro Olímpico de Vicenza).

Escultura del Cinquecento

No es posible hablar de escultura renacentista italiana sin nombrar a uno de los más grandes e importantes artistas de esta disciplina (y no sólo del momento) como es Miguel Ángel; la calidad de su trabajo y su capacidad para obtener "vida" del mármol no puede, incluso a día de hoy, por menos que causar una completa admiración.

En él es posible encontrar los distintos registros que se sucederán a lo largo de este s.XVI, desde aquellas obras iniciales donde se acatan todas las reglas clásicas hasta el manierismo terrible, por completo visionario, de sus "esculturas inacabadas" (ejemplo de las cuales puede citarse la Pietá Rondanini).

Grandes obras, convertidas en hitos de la historia del arte, van a ser esculturas como el David (tipología clásica, pero completamente novedosa en la forma de representación, en la que además son apreciables la enorme fuerza intrínseca de sus personajes, la monumentalidad y el perfecto conocimiento y ejecución de la anatomía característicos de la obra de Miguel Ángel), el Moisés concebido para el sepulcro del Papa Julio II o la maravillosa Pietá vaticana.

Pintura del Cinquecento

Dos grandes figuras vendrán a completar la lista de maestros renacentistas, aunque esta vez en lo que a pintura se refiere: Leonardo da Vinci y Rafael, el primero de los cuales será el prototipo absoluto de hombre del Renacimiento (pintor, escultor, inventor, etc.).

Las obras de Leonardo poseen un cierto misterio (empleará la técnica del sfumato para envolver sus representaciones de una especie de sugestivo velo difuminador) que las hace especialmente sugestivas, además de que su maestría técnica y el enorme conocimiento que posee del cuerpo humano le posibilitarán abarcar aquel registro de emociones que desee representar.

Gran observador de la naturaleza humana, el estudio psicológico realizado de sus personajes queda patente en retratos como el de la universalmente famosa Gioconda.

Rafael, gustoso de modelos de una ingenuidad y belleza equilibrada en sus inicios, perfectos ejemplos del más puro clasicismo, sufrirá una evolución enorme en su pintura a partir de la asunción de diversas influencias, llegando incluso a rozar el Manierismo en sus últimas piezas.

Además, también será posible encontrar de nuevo la representación miguelangelesca en obras como los frescos de la Capilla Sixtina, además de una veneciana en las figuras de Giorgione, el maestro del color y las composiciones mitológicas Tiziano, el Veronés y el Tintoretto, sin olvidar a los manieristas Correggio y Parmigianino.

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